martes, mayo 24, 2011

Los efectos de la literatura Violenta


Hace poco ustedes, mis 5 seguidores fieles (COMO LOS QUIERO T_T semeescapaunlagrimón) me hicieron acordar, con la loca idea de que escriba un libro, la aventura que puede ser ir a comprar uno nuevo.

Así que les dedico, desde mi agradecimiento a sus incoherentes gustos, el siguiente post:


Gracias al cielo, mi cerebro logra esquivar casas de zapatos (la mayoría de las veces) y casi una vez por mes, me interno en los pasillos de una librería para ahogar mis penas consumistas comprando algún que otro libro.

Si uno llega a conocer la librería como la palma de su mano, puede ser una experiencia placentera, pero la mayoría de las veces termina siendo una odisea, de la cual uno sale cansado, con ojeras y con toda la pinta de haberse peleado contra un calamar asesino dentro de una pelopincho.


Misión: Encontrar un libro copado.


Opciónes de Ayudantes: Empleado Consternado, Empleado Intelectual y/o Empleado Zombie.



Hola si, estaba buscand… ah Ciencia Ficción, claro, que tarada. Gracias eh!


Tu paciencia, como recién entraste, está casi completa y te dignás a preguntar dónde pueden estar los libros de tu autor preferido, porque creés con firmeza que te pueden llegar a ayudar.

Buscás un ayudante.

En el horizonte sólo ves al empleado consternado, sacándose un moco con saña delante de los DVDs de Disney. El empleado intelectual está siempre ayudando a otras personas, yendo de acá para allá guiando gente o buscando algo en la base de datos con cara de concentrado. El hábitat natural del empleado zombie son los pasillos, por los cuales lleva libros a absolutamente nadie, de una forma lenta pero constante y con cara de todavía estar en coma farmacológico. Si es interrumpido con preguntas, balbucea incoherentemente y señala lugares desconocidos de la librería, probablemente sección Autoayuda o libros de Informática, donde uno pierde el tiempo buscando cosas interesantes entre 432 tomos de Aprenda C++ y Photoshop 7.


Yo te doy 3 claves para que te vaya mejor en la vida:

1) DEJATE

2) DE

3) JODER


Te da cosa molestar al Empleado Intelectual, que está ayudando a un estudiante de psicología a buscar el motivo de la vida misma, asique intentás abordar al Empleado Consternado, en busca de una solución casi inmediata.

Apenas empezás la conversación, te das cuenta de lo equivocado que estabas.

- Perdón, estaba buscando "Sputnik, mi amor" de Haruki Murakami?

- … quién?

- Murakami, Haruki Murakami.

- Ese es el apellido o el nombre?

- … Son los dos, Haruki... Murakami.

- … No entiendo.

Lo maté, pensás, justo un ponja le vengo a decir, bueh no importa, ese lo busco yo. Debe estar en la sección novelas, por orden alfabético. Intentás otro libro, el número 2 en tu lista de deseados:

- Dejá, sabés donde puedo encontrar "Ensayo sobre la Ceguera" de Saramago?

- Amago?

- …Saramago… ¬_¬

- … eso es con S?

- …



Yo no te puedo explicar con suficiente detalle la bronca innecesaria que me carcome cuando interactúo con gente tan pelotuda, las ganas de desangrarlo a golpes con la colección completa de tapas duras del Larousse Ilustrado.

Me tomo un momento, en completo silencio, para grabar la cara de este imbécil en mi mente, y golpearlo hasta la muerte en mi imaginación, ahí mismo, en el pasillo de Literatura Latinoamericana.

Lentamente, me doy vuelta y sigo mi camino.

Sola, como tendría que haber sido desde el principio. Cuándo voy a aprender?


Ay dice por orden alfabético y está todo desordenado! JAAJAJjjjTE ODIO -_-


Luego de horas perdidas en búsqueda de aquel orden alfabético que termina siendo más una hipótesis que un hecho, encontraste tu libro. Bien. Sólo falta ver cuanto cuesta.

Como sos una persona autosuficiente y demasiado genial para andar pidiendo ayuda de nuevo, te calzás los lentes oscuros y escaneás el lugar en busca de lectores de código de barras. Allá, junto a la esquina, ves una computadora libre. Llegás, emocionado (probablemente adivinando el precio, calculando... tapa dura… peso… calidad…) y lo ponés abajo del láser.

Nada.

lo movés un poco, arriba, abajo…. izquierda, derecha...

Nada…

Solamente cuando te pones a bailar la lambada como una espástica delante del láser, sarandeando tu libro como una pandereta, viene el empleado zombie a preguntarte si te puede ayudar.

No es justo. Esto se volvió personal hace 15 minutos y te da bronca entregarle tu libro al descerebrado ese, que apenas lo toca, ni se acerca al láser y hace PIP, apareciendo en pantalla el precio, que casi seguro sobrepasa lo que vos pensabas, pero no tanto como para que, decididamente, no lo compres y lo mandes a la puta que lo parió.


Changos.


Oyeee mi cuerpo pide salsa

Así, pero debajo del láser. Si te agarra en un día medio loco, hasta te pensás que el láser es un efecto especial y que estás filmando un video con Jennifer López.


Lo peor, es que esto no se termina. Ya con tu libro y auto-convenciéndote de que vale la pena pagarlo (tiene tapa dura, tiene tapa dura), te acercas al sector de las cajas, sorteando por supuesto el laberinto de sogas que pone el de seguridad todas las mañanas, cagándose de risa. Y medio borracho, suponés, porque está como más torcido de lo normal.


Te abalanzás hacia una caja vacía y…

- Holaaa, es para regalo?

- No

- Querés la revista Blabla?

- No

- Tenés el catálogo de Blabla?

- No

- Querés conocer la tarjeta de Blabla para juntar puntos?

- … no

- Seguro? mirá, si juntas puntos podéPOR EL AMOR DEL CIELO COBRAME ME QUIERO IIIIIIIIIR



AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHH


Y con todo esto quiero decir, que el día que escriba un libro (en la dimensión desconocida) les voy a avisar a ustedes, mis 5 seguidores, dónde carajo buscar en una librería. Así se ahorran de los mocos del empleado zombie, de la tarjeta de puntos de la cajera insoportable y de buscarme alfabéticamente en la góndola de Literatura Casi En Serio.

Porque detrás de mi violencia al pedo, hay amor señores.

No sé si mucho, pero hay.