viernes, septiembre 23, 2011

Yo no sé manejar

Lo primero es admitirlo.

Ante todo quiero aclarar que los que me conocen quizás nunca se suban a mi auto (por ahora imaginario), ya que tengo tendencia a llevarme cajoneras por delante y estar llena de moretones, lo cual con móvil motorizado incluído se traduciría, por lógica, en múltiples choques estúpidos contra columnas de estacionamiento.

No sé manejar porque mi papá, cada vez que se le presentaba la pregunta “”me enseñas??” contestaba “…para que? si no te voy a prestar el auto…”, que con los años pasó a transformarse en “…yo no te voy a enseñar, andá a una academia” y finalmente, este domingo, obtuve un “…si querés vamos a alguna isla desierta algún día y te enseño”.

Yo no lo pude creer. Tuve que aguantar las ganas de salir corriendo, y en mi cabeza ya sonaba la canción de Felíz Domingo a todo volúmen.

*ALTO*

Si sos extranjero o extraterrestre, andá a este link y conocé con qué programón nos re divertiamos* de mocosos:

http://www.youtube.com/watch?v=WTa4nwk50pk

*”re divertíamos” puede ser sólo una forma de decir

Prosiguiendo...

Para mí que fue la edad.

Viste que pasados los 60-70 años todo te chupa un huevo. Lo ves en los jubilados que golpean colectivos con andadores, atacan policías cual manada de velociraptors o se tiran a la calle como a una pileta, chupándoles soberanamente un huevo el 39 a toda velocidad que viene doblando la esquina.

Son geniales, yo quiero ser así.


Rodeado en una sucursal del Pami, un empleado estudia sus alternativas de escape.


Para mí le pegó el viejazo y dijo “me tenés podrido, te voy a llevar a que te pongas el auto de sombrero así no me rompés más!!”. Por supuesto no lo voy a desilusionar, y tantos años de caerme al piso van a hacer, de éste diamante en bruto, una bruta al volante.

Y no estoy sola, lo descubrí estas semanas.

Años de tomar la combi para ir al trabajo, me hicieron descubrir un abanico de choferes bastante amplio. Cordiales, desubicados, lentos, puteadores compulsivos, de todo.

La verdad, por ahora sólo me quedo con uno, que por suerte se quedó con nosotros y nos lleva y trae la mayoría de las veces. En él confiamos, y no sabíamos cuanta razón tenía al agrandarse (“conmigo llegan bien”, “vas a ver que llegamos a tiempo”) hasta que conocimos a Cristian.

Cristian duró dos semanas. Les cuento. Una semana llevó el otro turno de gente, los que llegaron soberanamente tarde a trabajar y muchos perdieron el presentismo.

La otra semana, le tocó a MI grupo.

Un samba es poco. Se ve que le dijeron que se apure, porque el acelerador no tuvo descanso. Un zig zag a 130 por hora es jorobado, sobretodo cuando se te pone al lado una camioneta de Gendarmería y te pide que bajes la velocidad por altavoz.

Una hermosura.

Todos nos pusimos el cinturón de seguridad a los 5 milisegundos de saber quién manejaba, y al lado mío venía una de las chicas con su bebé, que por poco se le salen los ojos de tanto que lo apretaba.


Así.

Martian Popping Thing le pusieron, genios del marketing.


Igualmente de bruto a pelotudo hay como un abismo.

Porque el bruto es casi genético, convengamos que todos los torpes tenemos antecedentes familiares. Como mi vieja, por ejemplo, que se planchó más de una vez la mano, o se cortó a sí misma porque estaba re convencida de ser una zanahoria (y tuvo razón).

El pelotudo, como este tipo, no tiene perdón.

No estás transportando pelotas de tennis (aunque nos haga rebotar como tales durante el viaje) y queremos, además de llegar a nuestra casa, llegar VIVOS.

Por supuesto el último viaje desató una cadena de llamados nada cordiales, y de un día para el otro, no apareció más. Menos mal, porque ya lo esperábamos con antorchas y estacas. Se pudría todo.


Buen día.


Así que bueno, ya saben, en cualquier momento, aprendo a manejar.

Vayan evitando la zona de Ramos Mejía - Capital, para no cruzarnos seguido y no perecer trágicamente en el intento. Y ojo, que a lo mejor los mayas vaticinaban este evento y tenían razón!! De una vez por todas, se termina el mundo en el 2012!!


Años de photoshop.

Años.