Uno se da cuenta de que está en el Moyano leyendo el cartel de entrada, o lo saca por lógica, notando que a su alrededor pululan proyectos de humanos envueltos en camisas con mangas de un largo inusual... además de los colores que vuelan como mariposas technicolores, obvio. Pero en un shopping es distinto, todo está muy encubierto, es todo muy normal y hasta más sofisticado que lo que estamos acostumbrados. Sin embargo, si uno se queda mucho tiempo y de reojo espía los locales y las góndolas, se da cuenta de que el ambiente es en realidad muy distinto.
Alguien se da cuenta de que la chica que tenía que atender el Stand de Movistar se fue hace tres horas para charlar con otra que esta en la otra punta del shopping? Se nota cuando alguien cae dormido en el medio del stand? Aquel chico que viene con la bandeja, porque carajo sigue dando vueltas por los pasillos y viene otra vez para acá, si ya le dije que tazas suyas acá no tenemos?
La cosa es que los cerebros con horas sin dormir se hacen presentes en el shopping, y uno que trabaja se dá cada vez mas cuenta de que hay muchos a quienes les faltan caramelos dentro del tarro, o los jugadores que tenían se volvieron locos e hicieron la gran Unabomber, como prefieran.
Y encima uno termina uniéndose a ellos para adaptarse a las largas horas de vigilia innecesarias, y se acostumbra a ver a gente subida a un banquito bailando la Macarena, a un mozo perdido que pasa siete veces por el mismo lugar mirando para todos lados, o a un chico haciendo stripptease en el medio de una góndola.
Y si, en algún momento se termina corriendo de un psicótico que te persigue con un sello Trodat.
...Y puedo asegurar que el "Aprovado por el cliente" que se repite a lo largo del brazo en tinta negra, es muy difícil de sacar.
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