lunes, septiembre 10, 2012

Algo malo tiene que tener


- "Es lindo, se viste bien, es fiel, me trata como una reina, tiene auto mamá, 
algo malo tiene que tener…" 
- "Noooo, porqué decís eso? …te parece?"

No se haga la boluda señora, usted no tiene 60 años al pedo. Ya sabemos de antemano que cualquier cosa perfecta tiene sus fallas, queramos o no.
Las charlas que uno escucha durante la cola del Burger King no tienen precio. Igual me sentí media tarada. porque estuve pensando por veinte minutos si me clavaba un Stakehouse o un Stalker doble, mientras alguien en tu misma fila se preocupa por su futuro.
Igual ya me decidí. Casi.
Me doy vuelta como quien busca un familiar perdido (cara de "Robertito dónde se habrá sentado??") y chequeo a la chica, que más que chica es una niña pero no vamos a entrar en detalles de cómo la putitud ya no tiene edades límites.
Me da ganas de decirle que disfrute ese momento donde ves al susodicho y se te ilumina el universo, porque después de unos años lo volvés a mirar y capáz te ponés a pensar que no pagó la luz, y que te gustaría que te ilumine la casa aunque sea, y no es lo mismo. 
Que no lo piense mucho, ya le va a encontrar algo malo. Una madre insoportable, un tío psicópata, un homicidio culposo, una cabeza de koala en el freezer, siempre algo tienen. 
Pero porqué apurarte?
A continuación, algunos ejemplos de decepción:

  • Es divino, un caballero, tiene cara de modelo de Armani, va al gimnasio casi todos los días y podés lavar la ropa en sus abdominales. Y más vale que lo hagas, porque lavarropas no tiene. Ni televisor, ni un mango partido al medio. Aunque si lo pensás, mejor tener dos trabajos y vender tu cuerpo envuelto en lucecitas navideñas en santa fe y pueyrredón que bancarte un pelotudo que te trata como el culo y tiene cara de accidente topográfico. Pensalo bien.



 Tendrás unos mangos para la birra?
Mi amoooor, tomá mi billetera entera y haceme un favor, comprate unas birras, una picada y un gatorade para vos, para el entretiempo. Creeme, lo vas a necesitar…


  • Está buenísimo, se compró un lamborghini la semana pasada y ya se aburrió, este mes va por el yate. Lástima que cada vez que le decís te quiero se da vuelta 180 grados y mira al horizonte. "Mi amor, te dije que te qu"…"estaba pensando*te interrumpe*… me quedan mejor los RayBan marrones o los verdes?"…Hacele un favor a la humanidad, y dejá que se compre un yate. Vos mientras comprate una sierrita eléctrica, hacele un agujero importante en el medio del casco y mandalo a investigar el medio del Océano Atlántico, a ver si vuelve. 


"Si mi amor, derecho al horizonte llegás a África seguro en unas horas, 
llevate a los nenes, les va a encantar."


  • Es una patada en las bolas con borcegos de aluminio, una mezcla de Ronaldo y Ricky Maravilla en sus peores épocas, si alguna vez el universo pudo bancárselo. Pero la verdad que te sentís un diva y digamos que al cine te lleva. El pochoclo lo comprás vos, tampoco forcemos la cosa. Si lo pensás bien, podés pasarlo a Osde 410 y mechar alguna cirugía plástica, no todo está perdido. Y de paso te hacés las lolas. Ojo.


Yo sabía que te iba aquedar genial, amor. Es lo último de Louis Vuitton, te lo juro.


  • Está bueno, te abre hasta la puerta del baño, cambió el televisor, lava el auto una vez por semana. Te dice que te quiere. Sospechás de que venda heroína. Yo lo siento mucho, pero aprendería a convivir con las cabezas de mafioso en la heladera. De última te comprás dos freezer y los dividen con cartelitos: Comida - Mafia. Tampoco es tan grave. Ahora con el poder del Oxipower la sangre sale de cualquier lado, ya no estamos en los 50. Ponele onda.


Lo sospechabas desde un principio. 
“Ah, hoy te juntabas con los chicos? 
Perdón, perdón, pasaba nomás, me olvidé las carilinas, ya me voy…”


La cosa es que no importa qué tan perfecto lo veas, siempre algo malo va a tener, porque enfrentémoslo:  vos tampoco sos la reina de Asturias, y no te alcanza para el yate aunque vendas a tu vieja.
A quién queremos engañar, no te hagas la difícil.
Y lo jorobado no es encontrarse con esas cosas, sino buscarles una alternativa, que si algo aprendimos con el tiempo, es que todo tiene solución. 
Y si no la tiene, una de dos: o aprendés a convivir con los paquetes de cocaína, o te sacás un pasaje de ida a Madagascar.
Fácil.